domingo, 30 de septiembre de 2007

Cuestión de peso: un reality distinto con fines nobles


Las cámaras y los flashes son un arma de doble filo. Pueden ser un fuerte estímulo para bajar de peso o la escalera para llegar al mundo mediático. Los participantes de Cuestión de Peso, forman parte de un reality que combina tratamiento médico, exposición televisiva y una competencia.
El deportólogo del programa y preparador físico en la Clínica Cormillot, Sergio Verón, explica que hay una diferencia entre “gordos comunes” y mediáticos. “En el casting se buscan personas dispuestas a todo, verborrágicas que perfilen para la tele” cuenta. Subraya que un “reality de salud” es una experiencia nueva, en el que el juego y la competencia corren a cuenta de la producción y el staff de profesionales se encarga de contener a los participantes a nivel psicológico, médico y físico. “Es difícil encontrar un equilibrio, pero en este primer ciclo el programa logró una identidad muy fuerte”, agrega.
Guadalupe Camiña de 33 años participó en el programa el año pasado. Bajó 40 kilos y 30 antes de entrar a Cuestión de Peso. “Me siento Graciela Alfano”, confiesa entusiasmada. Recuerda que en un momento se sintió perdida en cuanto a su objetivo inicial de bajar de peso: “Como en todo reality, hay momentos en los que se compiten por ver quién es la más linda y tiene más cámara, pero por suerte estoy contenida para volver a la realidad y seguir adelgazando”. El primer participante dado de alta, hace cinco meses, Marcelo, opina que no es lo mismo volverse “famoso” por salir de un Gran Hermano, que por bajar de peso. “Si quisiera ser estrella de televisión me pondría a trabajar en una novela y no a hacer dieta en Cuestión de Peso, que es un reality con fines nobles”, razona.
En el programa no sólo se compite por dinero y mayor descenso de peso, sino también se realizan investigaciones que sacan a la luz problemas en la sociedad como venta de comida en mal estado, falta de productos light en bares y lugares públicos que frecuentan los chicos. La experincia de los participantes transmite educación en cuanto a la alimentación a los televidentes.
El 10 de octubre se llevará a cabo un abrazo al Congreso en manifestación del pedido de la Ley de Obesidad. Para más información click aqui.

Marina Ailín Schapiro y Soledad Rendell

jueves, 27 de septiembre de 2007

A una mendiga pelirroja




El propósito de la obra de Baudelaire, es el de evidenciar a través de símbolos, la irracionalidad que se hospeda en el mundo. También sostiene que el arte no es un medio para alcanzar algún fin predeterminado, sino que es un fin en sí mismo.
Es notable que el poema "A una mendiga pelirroja" prescinde de una estructura formal de rimas, y está excedido de símbolos. Baudelaire hace mención al encanto de un “cuerpo enfermizo”, lo cual expresa una cierta ambivalencia de lo inexplicable. Un artista con alma y manos de poeta, puede ver “más allá” de lo real. Posee la capacidad de manipular un objeto mediante la expresión lingüística infinita. Combina símbolos característicos del tema al cual pretende hacer referencia, y transforma lo cotidiano del objeto, en una entidad inexplicable. El mundo actual parece tener asumido que un “cuerpo enfermizo” debe relacionarse a la muerte, o a lo desagradable. Baudelaire proyecta encanto en este cuerpo, lo hace poesía... Lo mismo sucede con los “bellos, radiantes senos” de la mendiga. Cualquier lector determina en su inconsciente una imagen de senos voluptuosos. Pero en el último verso de aquella estrofa, el autor revela que éstos se veían como un par de ojos. Así, mediante la armonía que ofrece el lenguaje, Baudelaire deposita sobre el cuerpo pelirrojo, una serie de atributos como ser el erotismo, la belleza, la sensualidad.
A lo largo del poema, el artista expande el perfume de “lo bello” en el descuidado e indigente cuerpo de la mendiga. Le regala poder, goce, pasión. Hace de su pobreza prosperidad; y de su indigencia, buena fortuna.
En lo particular, opino que es un texto audaz, dinámico, y pasional. Es como si Baudelaire fuera “desnudando” a la mendiga a medida que escribe sobre ella.
Así puede comprenderse el famoso “Slpeen de París”: la melancolía de no poder detener una pérdida, la congoja de la ínfima duración de una relación muy intensa. Puedo figurar un poeta recorriendo las calles racionales, buscando encontrar más de lo que se presenta frente a sus ojos. Sigo reflexionando, y veo una mendiga pelirroja ante sus zapatos. En una fracción de segundos intercambian miradas y se produce una conexión entre ambos. El artista escribe en su mente su próximo poema, y ella lo observa de sus “escasos harapos”. La voz poética del texto quiere hacer de la “magra desnudez” de la mujer, una celebración, un homenaje. Hay una magna voluntad comunicativa por parte del poeta, lo cual hace que el texto interrumpa las fronteras de la razón, y sea inexplicable.
Una de las características de la modernidad fue la visión mercantilista de la literatura. Mucha gente recurrió a la escritura con el fin de cubrir deudas. De alguna manera la poesía se “insertó” dentro del capitalismo, y la expresión a través de los versos se transformó en un simple comercio.
Baudelaire, tal como lo autodefine, escribía desde la “pureza”; y es por eso que podía ver en la miseria el arte de la poesía. Al ser esto una novedad para la burguesía francesa del siglo XIX, resultaba incomprensible la idea de la miseria como inspiración al arte.
Baudelaire era un artista con alma y manos de poeta.



Marina Ailín Schapiro

Piña Coladas...

¡Historias braras si las hay!

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Marina Ailín Schapiro

Canciones raras!

No hace falta ser científico para descubrir cosas como estas






Marina Ailín Schapiro

Ataque Pachelbel

El video que revela el misterio de Pachelbel



Marina Ailín Schapiro

Espejo de dos fronteras paralelas


Se emplea el término “metamorfosis” para hacer referencia a una alteración, un cambio o transformación. En el caso de la obra de Franz Kafka, el autor recurre a este concepto, con el objetivo de evidenciar la anormalidad dentro de los modelos de conducta. Existe una inadecuación cultural por parte de Gregorio, tras su conversión en un desagradable insecto. Quiebra un esquema social, ya que se ve forzado a interrumpir sus actividades como agente de viajes. El mundo parece paralizarse para el personaje, pero no es el universo lo que lo detiene, sino su inhabilidad para exponerse a la vida. El dilema de Gregorio, es el de ser una figura muy autocrítica. Así se convierte en escarabajo, abstrayéndose en el remordimiento de los reproches permanentes hacia su propia persona. Hay un alto porcentaje de pánico hacia lo ajeno a sí mismo. Reprime las sensaciones negativas, y éstas actúan en masa, convergiendo en un mismo punto: la metamorfosis. Cuando Gregorio se ve obligado a reestructurarse, a consecuencia de problemas familiares y el descuido de la cultura del trabajo, aparecen signos característicos de la psicosis en él (por ejemplo, las alucinaciones.) Es un personaje depresivo, que presenta cierta dificultad para la convivencia social. Hay falta de identidad, grietas en la comunicación con su familia, y un rechazo hacia sí mismo. Todas las características que constituyen a este personaje, revelan que Gregorio realmente sufre por lo que le acontece. Es como si la conciencia absoluta de la situación lo hubiese conducido a la decadencia. De este modo se envuelve dentro de su propio pensamiento, se confunde, tiene miedo, y rebalsa de sentimientos. Su vida parece estar excedida de significados, pero el personaje no puede identificarlos con significantes. Se desvía del mundo, se sumerge en un sufrimiento generado por su propio mecanismo de reflexión. Gregorio no puede formar parte del contrato social establecido: está como paralizado por la acción de una fobia general, que lo vuelve incapaz de sobrevivir a lo que es el mundo. Hay opresión moral y agonía constante acorralando al personaje, lo que lo conduce a la propia muerte. Se produce una revolución interna en Gregorio.
Paradójicamente, en El extranjero, de Albert Camus, la figura principal de la obra es un hombre despreocupado y parcialmente desligado de la opresión moral. A pesar de deambular en un contexto social similar al de Gregorio, el personaje parece estar “muerto en vida”. No tiene aspiraciones, tampoco capacidad de asombro... No desea, no disfruta, no se incorpora a lo que es el contrato social, pero tampoco le preocupa ser ajeno a ello. Una persona extranjera a sí misma desconoce su propia voluntad. Mersault, protagonista de esta historia, es un navegante a la deriva de la vida. Es un ser insensible, que se haya permanentemente aburrido y atormentado por la cotidianidad que excede sus días. La historia comienza revelando el primer acto voluntario de Mersault que se da a conocer: internar a su madre en un asilo de ancianos. Tras dicha acción, el personaje transgrede, y rompe con una ley moral. Dejar a su madre en un sitio de esas características era la manera más sutil de conducirla por las rutas de la muerte... Sin embargo, a lo largo del relato, Mersault se muestra indiferente al fallecimiento de su progenitora. La ruptura de esta ley moral parecía no afectar su conciencia.
En el último capítulo de la Segunda Parte de El extranjero, se produce una evolución en Mersault. Esta particular figura, sufre una Epifanía tras cometer un crimen y violar una ley institucional. Es el segundo acto voluntario de Mersault en la obra. No se arrepiente, inclusive detecta que fractura el equilibrio de los Domingos. Absurdamente, lo único que encadena a Mersault a la vida es el hecho de asesinar. Es la única forma en la que el personaje se mueve del estado de “muerte en vida” para comenzar a sensibilizarse un poco: le molesta estar encerrado. Por primera vez descubre que le desagrada el encierro, y que le gustaría estar al aire libre, en contacto con la naturaleza... No obstante eso, Mersault parece haber sido protagonista de una vida recluida tras las rejas de la indiferencia. Sólo asesinando se sentía capaz de tomar decisiones.
Al final de la historia, el personaje confiesa que hubiera deseado ser indultado. Es el primer signo de “apego a la vida” que manifiesta Mersault, aunque éste se hallaba íntimamente relacionado a la muerte de cualquier ajeno a su persona. Es así como el juzgado decide condenar a muerte al “extranjero”.
Las vidas de Gregorio y Mersault forman parte de experiencias paralelas espejadas. A ambos les sucede lo mismo, pero reaccionan de diferentes maneras: mientras Mersault resume sus días en el aburrimiento y la indiferencia, Gregorio estrangula su poder de conciencia entre reproches y autocríticas. El primero deambula despreocupado, cuando el otro sufre la agonía de del rechazo a sí mismo. Ambas figuras son ajenas a sí mismas. Gregorio se ahoga en sus propios puntos de vista, y Mersault desconoce su poder del deseo. Por veredas opuestas, los dos personajes caminan al mismo tiempo en efecto de “espejo”; es decir, viven situaciones similares, pero la experimentan de diferentes maneras.
Gregorio vive en un estadío “ético”. Hay un cierto “valor supremo” que impera en su vida: el deber. Para formar parte del contrato social, el personaje “debe” preservar tanto la cultura del trabajo como el mantenimiento de su familia. Entonces, viviendo tan sujeto al imperio del deber, lo universal, lo moral; su vida parece sofocarse de este concepto de cumplimiento y éste se vuelve en su contra, provocando angustia. Tiene temor a sentir culpa, y al verla posible en un futuro, se produce un sentimiento de aflicción. La congoja es otro de los factores que impulsa a Gregorio a transformarse en tal repugnante insecto.
Mersault, en cambio, se encuentra abrumado por la alienación social, el aburrimiento, el absurdo de la vida. Está sofocado y todo le resulta indiferente. Pierde la capacidad de racionalización y no encuentra un sentido particular de la vida. De algún modo, siente al mundo como una puesta en escena estática. Si adoptamos la perspectiva de Mersault por un instante, podemos detectar que todas las personas están conectadas entre sí, ya que les espera un mismo destino: la muerte. Es algo de lo que nadie puede escapar... Entonces: ¿Qué sentido tiene la vida?
Sin embargo, tras una larga manifestación del absurdo de la vida, Mersault parece contradecirse a sí mismo en el final de la historia. El término “final” debe ser interpretado entre comillas, ya que el mensaje que deja Camus, es que el personaje finalmente encuentra la felicidad al abrirse “a la tierna indiferencia del mundo”. Confiesa haber sido feliz, y continuar siéndolo. Se siente “purgado del mal”. Mersault comienza a identificar sus sensaciones... Atraviesa las fronteras que lo desviaron de su propio ser, acepta la vida que hubo llevado, y da un salto hacia lo que Kierkegaard llamaría “estadío religioso”. Solamente unos pocos pueden alcanzarlo, ya que se requiere de una “no búsqueda” para encontrarlo. Quienes logran adquirir dicho estado son “Caballeros de la fe” según el filósofo danés del siglo XIX: Sören Kierkegaard.
Marina Ailín Schapiro

El Banquete, la Bella y la Bestia


El Simposio del Banquete consiste en diálogos basados en el amor. Este sentimiento tan delicado y misterioso, es analizado desde diferentes puntos de vista muy controvertidos.
El debate se desata cuando Fedro expone su tesis sobre el amor. El filósofo sugiere que no conoce mejor ventaja para un amante, que amar un objeto virtuoso.
¿Pero qué es un objeto virtuoso? Cualquier ser humano posee la aptitud para amar las virtudes de un elemento. El verdadero amor es aquel que aprende a amar lo no virtuoso. En la película La bella y la bestia, el amor que Belle siente por Bestia, se construye lentamente, sobre los peldaños de una escalera de diferencias entre ambos personajes. Ellos cultivan un amor muy diferente al que propone Fedro.
Sin embargo Pausanias incorpora el tema de la belleza y la honestidad al debate, tras un desacuerdo con las alabanzas por parte de Fedro hacia Eros. Propone que lo feo se basa en las reglas de lo desleal, y que el amor no puede ser bello sin antes ser honesto. Es así como se edifica este sentimiento entre los personajes principales de la películas antes mencionada. Belle ama más al alma que al cuerpo de Bestia, lo cual la convierte en una mujer no viciosa, según la rotulación del amor que Pausanias propone en su discurso.
Por otra parte, en la película existe una tercera personalidad muy destacada. Esta figura se llama Gastón, y desea con todas sus fuerzas a Belle. El personaje no es correspondido por ella, ya que a pesar de sus buenas condiciones físicas y socioeconómicas, Gastón desata una personalidad vanidosa y engreída, que provoca rechazo por parte de la mujer. Como bien diría Sócrates, “el deseo es una señal de privación”. Gastón desea algo bueno y bello pero no lo posee, lo cual lo conduce a desearlo y amarlo a pesar de no tenerlo. Como diría Diotima a Sócrates, Él aspira a que lo bueno le pertenezca siempre. Pero a diferencia de Gastón, la belleza inferior de Bestia se va elevando hasta una belleza perfecta para la mujer disputada, mediante un amor bien entendido entre ambos personajes.
La trama de la película se desenvuelve en una atmósfera de deseo permanente. Belle desea encontrar un amor como de cuento de hadas, y “algo más que una típica vida provincial”. Gastón desea a Belle, y Bestia desea encontrar un verdadero amor para deshacerse de su antiestético cuerpo. Este análisis alude a las palabras de Sócrates, quien estabiliza que el deseo nace por la imposibilidad de poseer lo que se anhela.
En mi opinión, los cuatro oradores mencionados del Simposio del Banquete, poseen diferentes teorías que pueden complementarse unas con otras. Que el amor se construya en bases de la honestidad, no excluye la teoría del deseo de Sócrates, y tampoco la del ideal de belleza de Diotima. Y el amor por lo virtuoso, del que habla Fedro, es relativo a la honestidad que propone Pausanias. Si se ama lo honesto, se ama lo virtuoso, ya que la honestidad es una virtud con la que pocos seres humanos cuentan.
Marina Ailín Schapiro

miércoles, 26 de septiembre de 2007

1997 vs. 2007: Ser popular para una nena en séptimo grado


1997: Ser flaquita y atleta.
2007: No importa el cuerpo, mientras más rebelde y despreocupada sea, más popular resultará.

1997: Ser elegida por sus amigas para escoltar la bandera en el acto de fin de año.
2007: Mostrarse superior a sus amigas.

1997: Ponerse de novia con el más popular del grado.
2007: Besar a todos los chicos del grado, incluso a los de la otra división (si es que hay).

1997: Haber cambiado las muñecas por esmaltes y accesorios como pulseras, collares y anillos.
2007: Escuchar la misma música que su hermano mayor (o el de alguna amiga si es que es hija única).

1997: Tener un perro nuevo e invitar a sus amigas a que lo conozcan.
2007: Vivir pendiente de la última moda (ya sea hardcore, vintage o chik aunque su aspecto sea desarreglado y desprolijo.)

1997: Querer ser veterinaria o estar en duda sobre su futura carrera.
2006: Aspirar a ser modelo o una mujer rebelde durante toda su vida.

1997: Tener una mamá que la lleve a todos lados con el auto y cause envidia a sus compañeras.
2007: Tener padres que no sepan a qué hora vuelve –si es que lo hace- a la casa ni con quién y dónde está.

1997: No perderse ni un capítulo de Chiquititas ’97.
2007: Conocer la programación de todos los canales de música o moda.
Marina Ailín Schapiro

Jóvenes inversionistas & wineries


El vino es una bebida procedente de la uvamediante fermentación alcohólica –total o parcial- de su mosto sin adición de ninguna sustancia. Se relaciona al término español vino con la palabra sánscrita vana (amor) por la legendaria creencia en los poderes afrodisíacos de la bebida. Hoy el vino adquiere un papel importante en la moda para la sociedad y envuelve una mística relacionada a un ritual de placer y encuentros. Varios jóvenes de clase media alta -que se ponen a tono con la cultura culinaria desde edades cada vez más tempranas- encuentran oportunidades de negocio en el mundo de las uvas fermentadas. Rodrigo Colombres tiene 21 años, estudia marketing y a fines del año pasado abrió con su socio la vinoteca Espacio G, ubicada en Barrio Norte. Explica que la distribución del mercado vitivinícola está en expansión y que más allá de su interés personal por el producto de venta, detectó una oportunidad de ganancia en el mercado: “es un negocio rentable con una tasa de crecimiento en aumento”, indica. El joven empresario tuvo su primer acercamiento al mundo de las uvas fermentadas a los 15 años, cuando su abuelo le convidaba vino. A partir de ese momento se mantuvo informado y con el curso del tiempo aprendió sobre calidad, gustos y variedades de vinos. “En una época el vino era sólo para gente mayor. Estamos en una era donde varias personas toman vino por status o glamour y no todos tienen claro qué buscan cuando van a una vinoteca” reflexiona. Rodrigo explica que en el punto de venta no sólo se lleva a cabo la transacción, sino que también se asesora u orienta al consumidor a nuevos hábitos. El estudiante señala que él y su socio quieren expandirse pero no a costas de perder calidad de servicio. “No queremos perder el control sobre el servicio que ofrecemos: la calidad es uno de los motores de la rentabilidad” concluye.
Marina Ailín Schapiro

Obesidad infantil: un problema de peso en Argentina


En los últimos veinte años, la obesidaden en los chicos aumentó de manera brusca, sobre todo, en los países más desarrollados. Se convirtió en una epidemia y la suba se explica por la alimentación pobre -agravada en nuestro país por la crisiseconómica- y la vida sedentaria que se transforma en rutina. Los chicos pasan la mayor parte de los días inmóviles, sentados. Además suelen acompañar la falta de movimiento con ingesta rica en grasa, golosinas o bebidas con un alto aporte calórico. Miran televisión durante varias horas, en vez de correr y salir a jugar entre ellos, pasan una importante cuota de tiempo frente a la computadora o los videojuegos. La doctora Elvira Calvo, jefa del departamento de Nutrición de la Dirección Nacional de Salud Materno-Infantil sostiene que el sobrepeso y la obesidad son incluso más frecuentes que la desnutrición, aunque menos graves: “como los chicos no mueren por estas causas, avanzan en silencio. Sin embargo, tienen consecuencias sobre la vida adulta, pues crean las condiciones para desarrollar enfermedades.” Otro factor que interviene en el sedentarismo de los chicos es la inseguridad. “Prefiero que mi hijo se quede jugando con la computadora en casa antes que salga a bailar: no sé si va a volver” razona Ana, madre de un chico de 16 años que sufre de sobrepeso. Durante la etapa de primaria y secundaria, los chicos con sobre peso sufren la discriminación por parte de sus compañeros, lo que los hace sentir inferiores, rechazados o marginados. A medida que crecen, los cambios físicos propios de la adolescencia pueden ser propulsores de descenso o aumento de peso. La obesidad en pediatría es uno de los trastornos más resistentes al tratamiento debido a que su origen se encuentra en diferentes factores: genéticos, psicológicos, ambientales y socioeconómicos. La Licenciada en Psicología, María Casariego de Gainza, afirma que durante la etapa de lactancia, un chico no sólo ingiere comida, también “come afecto”. Enfatizó la importancia de la relación madre– hijo en la etapa oral (que es cuando el bebé se amamanta): “cuando la madre calma el llanto del bebé alimentándolo, genera una sensación de que la angustia se apacigua con comida”. Subraya que dicha acción predispone en un futuro al niño a “comerse sus emociones”. Señala que “esta actitud por parte de la madre, prevalecerá a lo largo de la vida del chico”. Llevar a los chicos al cine implica también acercarlos a la tentación y costumbre de comer pochoclo –o chocolates- y gaseosa mientras ven la película. Los complejos de cine cuentan con un -o más- “candy bar” con imágenes llamativas, luces de colores, decoración y comestibles a la vista como ser caramelos, pochoclo, maní con chocolate o chipacitos. “Es lógico que los hijos se tienten y le pidan a los padres que les compren algo para comer durante el espectáculo. El problema es que la mayoría de los productos que se ofrecen son engordantes y eso puede perjudicar a los chicos, sobre todo si ya arrastran una mala educación y además tienen predisposición a engordar” razona la psicopedagoga Andrea Kamisnky. Subraya que el hecho de consumir ingesta rica en grase es parte de todo el “ritual” de ir al cine ya que es “lo que todos hacen” y se transformó en un hábito social. El dicho popular sostiene que “la alimentación empieza por casa”. Es cierto que los padres enseñan costumbres alimentarias a sus hijos, pero cuando empiezan el colegio, el kiosko de la institución en el recreo despierta tentaciones en los chicos. En la mayoría de los privados y públicos hay kioskos que funcionan como concesiones, de manera que las autoridades de los colegios no son quienes deciden qué tipo de alimentos se venden a los chicos. “Mi hija tiene 12 años, se está cuidando con las comidas, va a una escuela pública y si quiere comprarse galletitas de arroz, lácteos descremados o productos de bajas calorías, no puede. Tengo que armarle una vianda para los recreos y ella se siente diferente al resto de sus compañeros” comenta Sandra, que además de madre es maestra particular de lengua de 4to a 7mo grado EGB. En Argentina, se estima que cerca de un 20% de los chicos padece de obesidad entre los 7 y 14 años. Un par de décadas atrás, el exceso de peso en los niños era visto como garantía de un crecimiento saludable. Hoy, los especialistas en nutrición infantil hacen hincapié en la prevención del exceso de peso desde la infancia. No sólo en la clase media-alta existe la problemática de obesidad infantil. Familias de bajos recursos económicos sólo pueden acceder a las comidas más baratas y también las fáciles de cocinar –harinas, sopa, guiso, polenta- que son las de mayor aporte calórico y más alto contenido de grasas. De esta manera, los menores no sólo padecen desnutrición, sino también exceso de peso. La paradoja encierra dos palabras que a simple vista parecen ser opuestas, pero la realidad, es que en algunos casos se complementan. El hecho de ingerir alimentos con muchas calorías, no significa que la Dosis Diaria Recomendada (DDR) de nutrientes esté cubierta. Los precios de vegetales, carnes y lácteos no son accesibles para familias pobres. No son pocos los padres que piensan que la obesidad no es una enfermedad sino un signo de salud y bienestar. Es una creencia falsa, ya que la obesidad infantil predispone al chico a ser un adulto con menor expectativa de vida y vulnerable a riesgos cardiovasculares. Es importante alimentar de manera variada y medida a los chicos desde su que nacen y durante los primeros años de vida para que no aparezca la obesidad porque es cuando se identifican los sabores, se conocen los alimentos, sus texturas, se adquieren los hábitos alimenticios y se acentúan los gustos y preferencias por las comidas.


Obesidad infantil, trastornos alimentarios en adolescencia

S. es una joven de 19 años que prefirió reservar su identidad para opinar sobre obesidad infantil, bulimia, anorexia y otros temas relacionados. Dice que lo que se refleja en los medios de comunicación es el festejo de la delgadez, que la promueven – a veces inconscientemente y otras no-, que se aplaude al flaco, critica al gordo y se construye un culto a la belleza; pero después se generan enfermedades de las que nadie se hace responsable. Desde su experiencia explica que se puede ayudar a una persona con trastornos de alimentación o de imagen corporal mediante la comprensión, fortaleciendo vínculos afectivos, y evitar decir “estas muy flaca/o o estás muy gorda/o”. Enfatiza que haber sufrido de sobre peso desde chica la llevó a un deseo casi obsesivo de adelgazamiento a los 16 años, cuando empezó su primera dieta. Reflexiona que los recuerdos de su infancia están en su mayoría manchados por la palabra “gorda”, sobre todo en el colegio. Siente que además de sus problemas metabólicos arrastra desde chica una relación particular con la comida. “Siempre me refugié no tanto en la calidad como en la cantidad de cosas que comía. Cuando iba a la primaria ni me daba cuenta la compulsión que tenía, pero fui creciendo y se transformó en un hábito.” Explica que a los 17 años quiso revertir la situación y dejó de comer. Recuerda que de la anorexia pasó a la bulimia, dice que “cambió la cosa” porque los traumas se modifican y la percepción sobre la enfermedad también. Confiesa que se curó de la bulimia porque se cansó de estar enferma. “Los trastornos alimentarios habría que cortarlos de raíz, cuando uno es chico. Que lo padres tomen cartas en el asunto cuanto antes. Los hijos, en nuestros primeros años de vida no tenemos conciencia de los problemas que nos puede traer en el futuro ser obesos o ex gordos” manifiesta. “Mucha terapia” concluye.


Gordura vs. delgadez
Son muchas las jóvenes que tienen distorsionado su esquema corporal y se consideran gordas no siéndolo, o más rellenas de lo que en realidad son. De veinte mujeres entrevistadas de entre 18 y 20 años, 14 manifestaron disconformidad con su imagen corporal y 12 de ellas confesaron ser “gorditas” o “muy gordas” de chicas. Cuando se les preguntó si sentían que los medios de comunicación incentivaban la delgadez, las 20 jóvenes asintieron. “Cada vez hay más propagandas de televisión sobre el descenso de peso: cuando viene el veranito porque hay que estar en bikini. Si es invierno porque al ir a un lugar con calefacción hay que desabrigarse y se ve la pancita. Y ni hablar de las bebidas dietéticas, los postres de bajas calorías. Me cansé de prender la tele y escuchar hablar de pastillas para tener menos hambre, o ver modelos que se quejan del rollito” dijo una de ellas. Otra dijo que “en vez de cuidar la salud de la gente y evitar la anorexia y la bulimia, los publicistas se enfocan en la perfección del cuerpo sin darse cuenta que fomentan enfermedades más graves que un poco de sobrepeso” y comparó las publicidades actuales con sus recuerdos de la infancia: “lo único que me acuerdo de la tele cuando era chica son las propagandas de juguetes y golosinas”. Otra de ellas dijo en tono irónico y entre risas “sólo falta el agua dietética”.




Marina Ailín Schapiro

Truman Capote, la película



Philip Seymour Hoffman se pone en la piel del periodista Truman Capote en la película estadounidense dirigida por Bennett Miller que se estrenó en 2005. Homosexual, alcohólico, drogadicto y con voz afeminada se dedica a investigar el asesinato de la adinerada familia granjera Clutter en las afueras de Kansas, para escribir un artículo que más tarde se convertiría en libro.
El espectador se vuelve activo y se conecta con las emociones de los protagonistas. El guión, a cargo de Dan Futterman, es de alto contenido intelectual. Aunque la producción no cuenta con decorados extravagantes, las palabras y la fotografía ambientadas a 1959-1965, recrean la atmósfera de cómo Capote escribió el revolucionario libro no ficticio A sangre fría.
El filme abre puertas al perfil psicológico del periodista y su modo de relacionarse con la gente, en especial con uno de los culpables del crimen, interpretados por Clifton Collins Jr. y Chris Cooper. La línea que divide lo brillante de lo insano pierde grosor a medida que transcurren los días, semanas, meses y años de la escritura del libro. Se acentúa la desesperación de Capote por avanzar con el texto -prácticamente obsesivo- recurre a la mentira y la persuasión para que los condenados a muerte le confiesen la verdad del crimen. Una carrera contra el tiempo, enfrentamiento constante con la muerte, perturbación, deterioro. La película parece llegar al climax permanentemente.

The Shamrock: collage de idiomas y parejas

Casi como si las estrellas cayeran al suelo por su propio peso en la madrugada del jueves. No hace frío ni calor. Parece que cielo quedara desnudo de tanto mirarlo. Dos hombres musculosos vestidos de negro custodian la distancia entre el pavimento y el líquido dorado espumante que predomina en The Shamrock, un irish pub en Recoleta.
“¡Seguridad! ¡Hagan salir al pibe ese de San Martín que me apuró en la barra!” balbucea un hombre de remera blanca manchada con sangre. No puede mantener el equilibrio, se tropieza con mi zapato de taco alto y se aleja de la entrada insultando a los gritos a gente al azar.
Entre la luz y la oscuridad del bar, el silencio compromete al diálogo. Conversaciones cruzadas, idiomas distintos, collage de razas. Hombres y mujeres buscan un denominador común para relacionarse: cerveza en mano.
Suena el tema What’s up del grupo británico 4 non blondes. Un grupo de tres chicas rubias, altas de ojos claros cantan el estribillo y dos hombres entonan “hey, hey hey, hey (...)”. Uno de ellos -vestido de traje sin corbata- dice a su compañero “es la única parte que sé del tema”. Me acerco y les pregunto por qué cantan. Ambos confiesan que es una estrategia para “romper el hielo” y hablar con las chicas. Pasan 10 minutos y los desconocidos comparten tragos alrededor de una mesa contra la ventana del bar.
Hay una escalera hacia abajo. Comienza mi descenso y a mitad de camino veo subir un hombre rubio que me grita “¡¿qué hora es?!” es en un intento de hablar castellano. Le pregunto de qué país viene y responde Gran Bretaña. Le digo que son las 3.30 en inglés. Se ve sorprendido por mi conocimiento del idioma y me acompaña a la pista de baile de música electrónica. El sonido es tan fuerte que me cuesta entender lo que él dice. Se llama Christopher y a los cinco minutos se va a charlar con una mujer de unos 40 años. La gente no baila, sólo se mueve robóticamente al compás del Dj. Más de 10 personas toman agua y están sobre excitadas: no se cansan de saltar.
En el baño de mujeres hay cuatro chicas haciendo cola. “¡El yanqui rubio está bárbaro pero no lo entiendo cuando habla!” dice una de ellas con un vaso de fernet en la mano. “No no, a mi me encantó el morocho grandote del equipo de rugby... ¡Es tan sexy cuando intenta charlar en castellano!” agrega otra. Al mismo tiempo otra de las mujeres se mira al espejo y saca un rimmel de la cartera. Mientras se maquilla dice “¡Apúrate guey que los chavos están esperando!”. Se abre la puerta del baño y sale su amiga.
El bar está cada vez más vacío... En la calle hay hombres y mujeres tomados de la mano. Idiomas mezclados, distintos colores de piel y pelo. Algunos iguales. Como si The Shamrock fuera un túnel al que se entra solo y se sale acompañado.

“El cuerpo se convirtió en objeto de opinión pública”

Rosina Crispo es co-directora del Centro de Atención y Prevención para adolescentes “La Casita” desde 1995. Ha sido terapeuta y coordinadora del Centro Privado de Psicoterapias desde 1983. Es licenciada en psicología egresada de la Universidad del Salvador de Buenos Aires.

¿En qué está trabajando?
En el desarrollo de un programa para tratar el tema de la obesidad en La Casita. Es una enfermedad que involucra a la familia y el entorno social de los pacientes, tal como la bulimia y anorexia. Además se relaciona al trabajo de investigación intensivo que se lleva a cabo hace tres años en la fundación para entender la ansiedad o fobia social.

¿Cómo llegó a especializarse en adolescentes?Empecé a trabajar con niños y me di cuenta que cada vez que ellos estaban mejor surgían problemas con los padres. Así fue como comencé a tratar con adultos y finalmente me dediqué a los jóvenes y sus trastornos alimentarios.

Los pacientes de La Casita participan voluntariamente en un test de investigación sobre trastornos alimentarios a cargo de profesionales de la UBA y el Hospital Argerich. ¿En qué consiste el método?
Por un lado se prueba un nuevo test para evaluar parámetros de la alimentación. Por otro, se realiza una investigación sobre características familiares de chicos con trastornos alimentarios y cuántas áreas de la persona están involucradas.

¿Cree que la bulimia y anorexia son enfermedades?
No, son un problema que se relaciona a lo social y en los medios de comunicación no se aborda el tema por completo. En vez de hablar de la chica anoréxica, qué le pasa y cómo se siente, habría que hablar de lo absurdo que está pasando a nivel social.

Por ejemplo el caso de Ximena, la joven de 21 años que pesa 28 kilos y se la diagnosticó celíaca...
Claro, habría que informar y concientizar a toda la población, incluso a los médicos y profesionales que adjudicaron la falta de apetito a una enfermedad que no tiene. Es ridículo, creo que hasta debería haber cursos gratuitos por Internet de capacitación.

Según datos proporcionados por Clarín, el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez recibe 2000 consultas al año por bulimia y anorexia. ¿Le parece mucho?Es trágico pensar ese número a nivel humano pero no es una cifra grande en proporción a la gente que sufre los trastornos y no pide ayuda profesional.

¿Están de moda los problemas con la comida?Sí pero se podría disolver si empresas, como hace Dove, mostraran gente normal usando los mismos productos que promocionan las modelos. Ante las crisis de identidad que sufre un adolescente, se vuelve vulnerable a la opinión pública. La gente se mete mucho con el cuerpo y opina si alguien está más gordo o flaco, dejando de lado que aunque el aspecto físico es lo primero que se ve, sigue siendo un tema privado. Ser flaco no es sinónimo de éxito.

martes, 25 de septiembre de 2007

The Unborn: nace el segundo hijo del grupo



La banda precursora del estilo gótico en Argentina

David Mielnik tiene 21 años y es pianista y compositor del grupo de música The Unborn.

¿Cómo explicarías la música que hace The Unborn?
No es metal a las chapas sino que predominan tempos lentos y opresivos. Para el que la escucha por primera vez y tiene una obsesión por clasificar a las bandas, yo diría que el estilo es gothic/doom metal. Se asocia lo gótico con lo romántico y los oscuro tanto de las letras como de la música. Doom es un subgénero dentro del metal que habla de temáticas más bien melancólicas pero especialmente de una música que tiende a reforzar ese mensaje: un oído más atento percibe también una fuerte influencia de música de la que se llama clásica pero que en realidad es romántica con ritmos y melodías del folk europeo.

¿Qué destacás de la banda?
La instrumentación es muy interesante. Más allá de las guitarras distorsionadas típicas del estilo, The Unborn combina sonidos acústicos de instrumentos de cuerda como cellos y violines así como pianos. Las voces de Adrián y de Mariana son líricas: barítono y soprano respectivamente.
¿Componés y escribís para vos o pensás en lo que le gustaría escuchar al público?
No sería honesto si dijera que compongo para mí mismo y no pienso en el gusto de la gente. Yo soy militante de que la música es comunicación y el circuito tiene que cerrarse para que exista: músico y público son dos piezas que no pueden faltar. Aunque la etapa de composición corresponda al primero solamente, la melodía no está completa hasta que un otro la escucha. Sólo en ese momento es cuando alcanza su verdadero poder.

The Unborn es una de las bandas precursoras de música gótica en país… ¿Qué posibilidades hay de llevar sus canciones al extranjero?
Ahora que los cds están editados en un hermoso formato Digipack díptico, el sello distribuidor -Stigmata Records- ya tiene contactos en el exterior para enviar copias. No estoy seguro a qué países, pero hay uno por continente seguro… Salvo la Antártida (risas).

¿Cómo definís el éxito?
No existe, es un horizonte. Uno se pone metas y cuando las puede cumplir descubre que triunfó, pero en ese mismo momento, una persona exitosa se pone nuevos objetivos, más altos y otra vez la rueda empieza a girar. Es bueno que sea así porque la vida es movimiento. ¡Lo que no se mueve está muerto! (risas).

El Conde Drácula: de la elegancia hasta los huesos

En las versiones de la novela de Bram Stoker -a principios de los 70- se trabajó en un Conde Drácula seductor, joven y con capa. En la película del director español Jesús Franco, el personaje es una presencia melancólica y opuesta a dichas características.
En su primera aparición, el Conde expone una imagen masculina, avejentada, con pelo y bigotes plateados. Es delgado, con expresiones que emanan seriedad y sostiene en la mano un candelabro. Su voz es arrugada y penetrante al mismo tiempo. En la fotografía de la película ambientada en 1897 predominan los colores rojo, marrón, negro y dorado. Los vehículos de transporte son carretas. Se genera una atmósfera oscura, lúgubre y embriagada de misterio.
Cada vez que se menciona la palabra “Drácula” se hace un primerísimo primer plano en los ojos de quien escucha el nombre del Conde, lo que genera un clima de respeto por temor hacia el personaje. El miedo que causa esta personalidad se ve a través de la reacción de sus posibles víctimas, más que en la imagen propia de Drácula.
A medida que ingiere sangre y se alimenta del fluido colorado, el Conde rejuvenece. Sus ojos se vuelven rojos ante el primer contacto con la piel de la víctima. El pelo y cejas plateadas van adquiriendo tonalidades oscuras a medida que transcurren las escenas de succión, hasta alcanzar un color marrón oscuro y fuerte.
En una de las escenas finales del filme, se observan animales disecados en movimiento –como si cobraran vida- y la sombra del murciélago en que se convierte Drácula antes de enterrar sus colmillos en el cuello de sus víctimas. En los ’70 habría sido una imagen espeluznante, en 2006, causó gracia a los jóvenes espectadores.
La película termina cuando el Conde es asesinado por dos de los personajes principales con fuego a la luz del día. “¿No era que le clavaban una estaca en el corazón?” se escucha un murmullo. Se ve el proceso inverso del rejuvenecimiento gradual del personaje a lo largo de la película. Pelo oscuro, después un castaño tenue, gris, blanco, huesos.

La vida después de la muerte en 8 mm



The Doors: música, droga, poesía, sexo, alcohol y éxito

James Douglas Morrison era su verdadero nombre. Cantante, poeta, escritor y vocalista del grupo The Doors nacido en Estados Unidos el 8 de diciembre de 1943 y fallecido el 3 de julio de 1971. Se lo encontró sin vida en la bañadera de su piso en el barrio de Marais en París, donde vivía con su pareja Pamela Courson
. En la autopsia oficial se declaró que la causa de muerte fue un paro cardíaco. El coeficiente intelectual de Morrison era elevado: 149. Interesado en la lectura –sobre todo Nietzche, Baudelaire y Rimbaud- el joven, todavía ajeno a la fama, escribía poesía casi a modo de vicio. En 1965 después de graduarse en la Universidad de California, se encontró por azar con Ray Manzarek -ex compañero de clase- y aceptó formar junto a él en los teclados, Robbie Krieger en guitarra y John Densmore en batería, la banda The Doors.
El nombre del grupo fue inspirado en una cita del escritor inglés William Blake
, del libro Las puertas de la percepción: “si las puertas de la percepción permanecieran abiertas aparecería al hombre todo tal cual es, infinito”. Dos años después de la formación del conjunto lanzaron su primer álbum. El single Light my fire se convirtió en un éxito.
En pareja con Pamela Courson -quien se hacía llamar “Pam Morrison”- y comprometido con su arte, Jim se convirtió en un icono sexual y estrella de rock estadounidense. Un hombre liberal, de ideología hippie, abierto al sexo casual, obsesionado con la muerte, detective en busca de nuevas sensaciones, sin censura, conectado y desconectado del mundo al mismo tiempo. En los primeros recitales daba la espalda al público por “pánico escénico”, lo que lo impulsó a consumir drogas antes de cada show.
En 1991 se estrenó la película titulada The Doors, dirigida por el cineasta Oliver Stone y calificada como apta para mayores de 16 años. El actor Val Kilmer interpreta a Morrison y no sólo se ve parecido físicamente, sino también interpreta canciones y presentaciones de conciertos en vivo. Escuchar y ver a Kilmer en los zapatos del excéntrico músico se vuelve un desafío intenso y permanente. El espectador se enfrenta a la pantalla y evalúa constantemente cada movimiento, gesto, palabra y acción del actor. No se trata sólo de exigencia por parte del público –que revive la historia del grupo a través de imágenes y sonidos del filme- sino también de cierta curiosidad compulsiva. El público se vuelve activo.
La película genera dos deseos opuestos: abrir una puerta a la capacidad de asombro humana –por el parecido entre Kilmer y Morrison- y por otro lado cerrar con llave la video casetera porque ninguna imitación, actuación o personificación debería acercarse a la performance de The Doors. Los fanáticos o escuchas de bandas de los 70’ son muy conservadores en cuanto a la calidad y originalidad del producto que consumen y podrían sentir que la interpretación vocal de Kilmer se aleja de Jim Morrison y que la historia del grupo queda resumida en manos de un actor joven que sólo había actuado en seis películas hasta ese entonces.
La particularidad del filme es que los diálogos entre los personajes generan un lenguaje sobresaliente al alto contenido erótico que se aborda. Al mismo tiempo se enfrentan y convergen el amor, el sexo y el odio. Si se analiza el romance de Pam y Jim en la película -en el que se permitían tener relaciones carnales con otras personas- queda al descubierto que ambos sufrían de “pasiones extremas”: discusiones fuertes, gritos, amenazas, insultos, descontrol, violencia, un beso apasionado, sexo. Se ve que la pareja no encuentra un punto de equilibrio mutuo, y tampoco individual. Se los ve odiarse y amarse, pero nunca evitarse y ser indiferentes el uno al otro: el enojo a modo de manifestación del afecto en demasía, además de la influencia de las drogas. La película acerca al público a la intimidad de las relaciones interpersonales de Morrison: frágil y fuerte conexión entre mente y sensación. Escenas como las de discrepancia pasional son fragmentos de la vida del músico que no se entienden de la misma manera en la lectura de un libro o en intento de interpretación de la poesía o declaraciones de Jim. “No recuerdo haber nacido, debe haber sido en alguno de esos desmayos” señala el músico en la película a modo de respuesta a un reportaje.
Se lo ve a Morrison enfrentándose permanentemente a la muerte. Llega un punto en que cuesta distinguir si contra lo que lucha el rock star es la muerte o el día a día de su vida misma. La línea que divide lo brillante de lo insano pierde grosor a medida que transcurren los minutos en el filme. Aunque la película haya sido titulada The Doors, el eje de atención de la obra es el vocalista de la banda. La poesía de Jim se intensifica, crece en desmedida al igual que su pelo, barba y estómago. En las últimas escenas se ve un músico vencido, golpeado por las tantas transgresiones en su rutina.
James Douglas Morrison era su verdadero nombre. Cantante, poeta, escritor y vocalista del grupo The Doors, fallecido el 3 de julio de 1971 e inmortal en su obra. El músico que venció a la muerte, el tiempo y las generaciones.

Rusia va por lo libre

Parece que a Rusia le gustan los pingüinos y no por los K. El país más extenso del mundo tiene intenciones de que los sistemas GNU/Linux estén presentes en las escuelas rusas para el 2009.

Al parecer el gobierno no ve con buenos ojos la gran dependencia que hay con el software propietario -especialmente con los jóvenes en fase de aprendizaje- y tiene un plan en el que elaborarán su propio software para ofrecer una alternativa no privativa al sistema de educación. Lógicamente basados en sistemas Linux.

Esto implica que no se eliminará la base propietaria, aunque todo indica en que llegado el momento se optará por el software libre y/o de código abierto. Estuvieron estado realizando estudios de implantación y ven factible que se porten aplicaciones o se usen otras ya existentes.

En principio en el 2009 es muy probable que ya esté todo listo para que los alumnos disfruten de este tipo de software, aunque ya el año entrante probarán tres pruebas pilotos para ir observando los progresos e ir tomando nota de necesidades y objetivos cumplidos.

Por otra parte, algo parecido pasó con Brasil hace tan sólo algunos años. Lula se empeñó en el programa PC Conectado, con la que quieren facilitar la compra de computadoras y el acceso a Internet a las familias de bajo poder adquisitivo. Brasil se ha convertido en un ejemplo a nivel mundial tras mudar la administración, la universidad y todas las empresas públicas a Linux, ahorrándose así millones de dólares en licencias.

Por Axel Marazzi