miércoles, 26 de septiembre de 2007

“El cuerpo se convirtió en objeto de opinión pública”

Rosina Crispo es co-directora del Centro de Atención y Prevención para adolescentes “La Casita” desde 1995. Ha sido terapeuta y coordinadora del Centro Privado de Psicoterapias desde 1983. Es licenciada en psicología egresada de la Universidad del Salvador de Buenos Aires.

¿En qué está trabajando?
En el desarrollo de un programa para tratar el tema de la obesidad en La Casita. Es una enfermedad que involucra a la familia y el entorno social de los pacientes, tal como la bulimia y anorexia. Además se relaciona al trabajo de investigación intensivo que se lleva a cabo hace tres años en la fundación para entender la ansiedad o fobia social.

¿Cómo llegó a especializarse en adolescentes?Empecé a trabajar con niños y me di cuenta que cada vez que ellos estaban mejor surgían problemas con los padres. Así fue como comencé a tratar con adultos y finalmente me dediqué a los jóvenes y sus trastornos alimentarios.

Los pacientes de La Casita participan voluntariamente en un test de investigación sobre trastornos alimentarios a cargo de profesionales de la UBA y el Hospital Argerich. ¿En qué consiste el método?
Por un lado se prueba un nuevo test para evaluar parámetros de la alimentación. Por otro, se realiza una investigación sobre características familiares de chicos con trastornos alimentarios y cuántas áreas de la persona están involucradas.

¿Cree que la bulimia y anorexia son enfermedades?
No, son un problema que se relaciona a lo social y en los medios de comunicación no se aborda el tema por completo. En vez de hablar de la chica anoréxica, qué le pasa y cómo se siente, habría que hablar de lo absurdo que está pasando a nivel social.

Por ejemplo el caso de Ximena, la joven de 21 años que pesa 28 kilos y se la diagnosticó celíaca...
Claro, habría que informar y concientizar a toda la población, incluso a los médicos y profesionales que adjudicaron la falta de apetito a una enfermedad que no tiene. Es ridículo, creo que hasta debería haber cursos gratuitos por Internet de capacitación.

Según datos proporcionados por Clarín, el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez recibe 2000 consultas al año por bulimia y anorexia. ¿Le parece mucho?Es trágico pensar ese número a nivel humano pero no es una cifra grande en proporción a la gente que sufre los trastornos y no pide ayuda profesional.

¿Están de moda los problemas con la comida?Sí pero se podría disolver si empresas, como hace Dove, mostraran gente normal usando los mismos productos que promocionan las modelos. Ante las crisis de identidad que sufre un adolescente, se vuelve vulnerable a la opinión pública. La gente se mete mucho con el cuerpo y opina si alguien está más gordo o flaco, dejando de lado que aunque el aspecto físico es lo primero que se ve, sigue siendo un tema privado. Ser flaco no es sinónimo de éxito.

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