jueves, 27 de septiembre de 2007

Espejo de dos fronteras paralelas


Se emplea el término “metamorfosis” para hacer referencia a una alteración, un cambio o transformación. En el caso de la obra de Franz Kafka, el autor recurre a este concepto, con el objetivo de evidenciar la anormalidad dentro de los modelos de conducta. Existe una inadecuación cultural por parte de Gregorio, tras su conversión en un desagradable insecto. Quiebra un esquema social, ya que se ve forzado a interrumpir sus actividades como agente de viajes. El mundo parece paralizarse para el personaje, pero no es el universo lo que lo detiene, sino su inhabilidad para exponerse a la vida. El dilema de Gregorio, es el de ser una figura muy autocrítica. Así se convierte en escarabajo, abstrayéndose en el remordimiento de los reproches permanentes hacia su propia persona. Hay un alto porcentaje de pánico hacia lo ajeno a sí mismo. Reprime las sensaciones negativas, y éstas actúan en masa, convergiendo en un mismo punto: la metamorfosis. Cuando Gregorio se ve obligado a reestructurarse, a consecuencia de problemas familiares y el descuido de la cultura del trabajo, aparecen signos característicos de la psicosis en él (por ejemplo, las alucinaciones.) Es un personaje depresivo, que presenta cierta dificultad para la convivencia social. Hay falta de identidad, grietas en la comunicación con su familia, y un rechazo hacia sí mismo. Todas las características que constituyen a este personaje, revelan que Gregorio realmente sufre por lo que le acontece. Es como si la conciencia absoluta de la situación lo hubiese conducido a la decadencia. De este modo se envuelve dentro de su propio pensamiento, se confunde, tiene miedo, y rebalsa de sentimientos. Su vida parece estar excedida de significados, pero el personaje no puede identificarlos con significantes. Se desvía del mundo, se sumerge en un sufrimiento generado por su propio mecanismo de reflexión. Gregorio no puede formar parte del contrato social establecido: está como paralizado por la acción de una fobia general, que lo vuelve incapaz de sobrevivir a lo que es el mundo. Hay opresión moral y agonía constante acorralando al personaje, lo que lo conduce a la propia muerte. Se produce una revolución interna en Gregorio.
Paradójicamente, en El extranjero, de Albert Camus, la figura principal de la obra es un hombre despreocupado y parcialmente desligado de la opresión moral. A pesar de deambular en un contexto social similar al de Gregorio, el personaje parece estar “muerto en vida”. No tiene aspiraciones, tampoco capacidad de asombro... No desea, no disfruta, no se incorpora a lo que es el contrato social, pero tampoco le preocupa ser ajeno a ello. Una persona extranjera a sí misma desconoce su propia voluntad. Mersault, protagonista de esta historia, es un navegante a la deriva de la vida. Es un ser insensible, que se haya permanentemente aburrido y atormentado por la cotidianidad que excede sus días. La historia comienza revelando el primer acto voluntario de Mersault que se da a conocer: internar a su madre en un asilo de ancianos. Tras dicha acción, el personaje transgrede, y rompe con una ley moral. Dejar a su madre en un sitio de esas características era la manera más sutil de conducirla por las rutas de la muerte... Sin embargo, a lo largo del relato, Mersault se muestra indiferente al fallecimiento de su progenitora. La ruptura de esta ley moral parecía no afectar su conciencia.
En el último capítulo de la Segunda Parte de El extranjero, se produce una evolución en Mersault. Esta particular figura, sufre una Epifanía tras cometer un crimen y violar una ley institucional. Es el segundo acto voluntario de Mersault en la obra. No se arrepiente, inclusive detecta que fractura el equilibrio de los Domingos. Absurdamente, lo único que encadena a Mersault a la vida es el hecho de asesinar. Es la única forma en la que el personaje se mueve del estado de “muerte en vida” para comenzar a sensibilizarse un poco: le molesta estar encerrado. Por primera vez descubre que le desagrada el encierro, y que le gustaría estar al aire libre, en contacto con la naturaleza... No obstante eso, Mersault parece haber sido protagonista de una vida recluida tras las rejas de la indiferencia. Sólo asesinando se sentía capaz de tomar decisiones.
Al final de la historia, el personaje confiesa que hubiera deseado ser indultado. Es el primer signo de “apego a la vida” que manifiesta Mersault, aunque éste se hallaba íntimamente relacionado a la muerte de cualquier ajeno a su persona. Es así como el juzgado decide condenar a muerte al “extranjero”.
Las vidas de Gregorio y Mersault forman parte de experiencias paralelas espejadas. A ambos les sucede lo mismo, pero reaccionan de diferentes maneras: mientras Mersault resume sus días en el aburrimiento y la indiferencia, Gregorio estrangula su poder de conciencia entre reproches y autocríticas. El primero deambula despreocupado, cuando el otro sufre la agonía de del rechazo a sí mismo. Ambas figuras son ajenas a sí mismas. Gregorio se ahoga en sus propios puntos de vista, y Mersault desconoce su poder del deseo. Por veredas opuestas, los dos personajes caminan al mismo tiempo en efecto de “espejo”; es decir, viven situaciones similares, pero la experimentan de diferentes maneras.
Gregorio vive en un estadío “ético”. Hay un cierto “valor supremo” que impera en su vida: el deber. Para formar parte del contrato social, el personaje “debe” preservar tanto la cultura del trabajo como el mantenimiento de su familia. Entonces, viviendo tan sujeto al imperio del deber, lo universal, lo moral; su vida parece sofocarse de este concepto de cumplimiento y éste se vuelve en su contra, provocando angustia. Tiene temor a sentir culpa, y al verla posible en un futuro, se produce un sentimiento de aflicción. La congoja es otro de los factores que impulsa a Gregorio a transformarse en tal repugnante insecto.
Mersault, en cambio, se encuentra abrumado por la alienación social, el aburrimiento, el absurdo de la vida. Está sofocado y todo le resulta indiferente. Pierde la capacidad de racionalización y no encuentra un sentido particular de la vida. De algún modo, siente al mundo como una puesta en escena estática. Si adoptamos la perspectiva de Mersault por un instante, podemos detectar que todas las personas están conectadas entre sí, ya que les espera un mismo destino: la muerte. Es algo de lo que nadie puede escapar... Entonces: ¿Qué sentido tiene la vida?
Sin embargo, tras una larga manifestación del absurdo de la vida, Mersault parece contradecirse a sí mismo en el final de la historia. El término “final” debe ser interpretado entre comillas, ya que el mensaje que deja Camus, es que el personaje finalmente encuentra la felicidad al abrirse “a la tierna indiferencia del mundo”. Confiesa haber sido feliz, y continuar siéndolo. Se siente “purgado del mal”. Mersault comienza a identificar sus sensaciones... Atraviesa las fronteras que lo desviaron de su propio ser, acepta la vida que hubo llevado, y da un salto hacia lo que Kierkegaard llamaría “estadío religioso”. Solamente unos pocos pueden alcanzarlo, ya que se requiere de una “no búsqueda” para encontrarlo. Quienes logran adquirir dicho estado son “Caballeros de la fe” según el filósofo danés del siglo XIX: Sören Kierkegaard.
Marina Ailín Schapiro

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