martes, 25 de septiembre de 2007

The Unborn: nace el segundo hijo del grupo



La banda precursora del estilo gótico en Argentina

David Mielnik tiene 21 años y es pianista y compositor del grupo de música The Unborn.

¿Cómo explicarías la música que hace The Unborn?
No es metal a las chapas sino que predominan tempos lentos y opresivos. Para el que la escucha por primera vez y tiene una obsesión por clasificar a las bandas, yo diría que el estilo es gothic/doom metal. Se asocia lo gótico con lo romántico y los oscuro tanto de las letras como de la música. Doom es un subgénero dentro del metal que habla de temáticas más bien melancólicas pero especialmente de una música que tiende a reforzar ese mensaje: un oído más atento percibe también una fuerte influencia de música de la que se llama clásica pero que en realidad es romántica con ritmos y melodías del folk europeo.

¿Qué destacás de la banda?
La instrumentación es muy interesante. Más allá de las guitarras distorsionadas típicas del estilo, The Unborn combina sonidos acústicos de instrumentos de cuerda como cellos y violines así como pianos. Las voces de Adrián y de Mariana son líricas: barítono y soprano respectivamente.
¿Componés y escribís para vos o pensás en lo que le gustaría escuchar al público?
No sería honesto si dijera que compongo para mí mismo y no pienso en el gusto de la gente. Yo soy militante de que la música es comunicación y el circuito tiene que cerrarse para que exista: músico y público son dos piezas que no pueden faltar. Aunque la etapa de composición corresponda al primero solamente, la melodía no está completa hasta que un otro la escucha. Sólo en ese momento es cuando alcanza su verdadero poder.

The Unborn es una de las bandas precursoras de música gótica en país… ¿Qué posibilidades hay de llevar sus canciones al extranjero?
Ahora que los cds están editados en un hermoso formato Digipack díptico, el sello distribuidor -Stigmata Records- ya tiene contactos en el exterior para enviar copias. No estoy seguro a qué países, pero hay uno por continente seguro… Salvo la Antártida (risas).

¿Cómo definís el éxito?
No existe, es un horizonte. Uno se pone metas y cuando las puede cumplir descubre que triunfó, pero en ese mismo momento, una persona exitosa se pone nuevos objetivos, más altos y otra vez la rueda empieza a girar. Es bueno que sea así porque la vida es movimiento. ¡Lo que no se mueve está muerto! (risas).

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